«El triángulo del flamenco» Winter&Winter

FECHA DE PUBLICACIÓN
21/05/2012

 

INTÉRPRETES
Carmen de la Jara, Paco Marín, Sebastián Cruz y David Carrasco, cante
Antonio Montiel, percusión
Raúl Cantizano, Carmelo Vides y Rafael Rodríguez, guitarras
Diego Montoya y Pedro de la Chana, palmas

 

 

CONTENIDO

El triángulo del flamenco
Cádiz-Jerez-Sevilla

CD 1

1. Marxa [Raúl Cantizano, Antonio Montiel]
2. Fandangos Naturales [Trad.]
3. Fandango de Morente (Cartagenera) [Trad.]
4. A mis padres (Zambra) [Rafael Rodríguez]
5. Serranía (Malagueña) [Rafael Rodríguez]
6. Malecón (Guajira) [Rafael Rodríguez]
7. Malagueña y Abandolaos [Trad.]
8. Guajiras [Trad.]
9. Cantiñas [Trad.]

CD 2

1. Femenino (Guajira) [Raúl Cantizano, Antonio Montiel]
2. Un poco más, algo menos (Tientos) [Raúl Cantizano, Antonio Montiel]
3. Contracorriente (Bulerías) [Raúl Cantizano, Antonio Montiel]
4. Bulerías [Alfonso de Gaspar]
5. Romeras – Cantiñas [Trad.]
6. Tangos flamencos [José Roldan, Antonio Reyes Peña]
7. Soleares de Cádiz [Trad.]
8. Tanguillos «Cai es un suspiro» [Antonio Martín García]
9. Cante de Levante [Trad.]
10. Romance [Trad.]

2 CD – DDD – 109′

Las miradas exteriores, sobre el flamenco o sobre lo que sea, suelen ser siempre iluminadoras. Se introduce desde ellas normalmente un elemento reflexivo y distanciador que permite ver los mismos fenómenos de otra manera diferente a la habitual. La seducción por una cultura, o un paisaje, diferente al que se vive cotidianamente, está en la base de una aventura tan lúdica como intelectual. A partir de ahí uno se puede dejar llevar por la exploración del placer o también caer en la tentación de una valoración, a ser posible diferente a la ya establecida. En el terreno de las comprensiones culturales son muy de agradecer, pongamos por caso,  intentos como el de la cineasta francesa Claire Denis –la Filmoteca Nacional le ha dedicado en la segunda quincena de mayo un sustancioso ciclo de películas– en las que se muestra su visión nada tópica sobre el poscolonianismo africano, algo que se percibe desde su primer largometraje, Chocolat, basándose en la experiencia de haber vivido en Camerún su infancia, adolescencia y primeras experiencias, y apoyándose para su análisis en un reencuentro lúcido con el paso del tiempo en unas tierras no por conocidas menos amadas. Stefan Winter, director del prestigioso sello discográfico alemán Winter&Winter, es un viajero infatigable, además de un productor musical de la mejor ley. Nos ha descubierto una manera diferente de escuchar a Bach, Mahler, Schumann, Mozart o Verdi, ampliando continuamente las fronteras de la sensibilidad musical. El agradecimiento y la admiración hacia su trabajo están, pues, fuera de toda vacilación. La incursión en el mundo del flamenco de Stefan Winter, partiendo del triangulo Cádiz- Sevilla- Jerez de la Frontera, no podía ser, a priori, mas atractiva.

Winter busca el alma, la pureza, del flamenco al margen de las figuras consagradas. Se introduce en peñas, tablaos, tabernas y espacios no convencionales. Se embelesa con la recreación de atmósferas –los jaleos de animación en que se citan al PSOE o a Felipe González son muy del gusto de los turistas–, se deja fascinar por los detalles de experimentación más o menos jazzísticos o se interesa por diálogos culturales de ida y vuelta como las guajiras. Un cante tan esencial como es, por ejemplo, la siguiriya no tiene un huequito en el doble compacto. El resultado del viaje de descubrimiento de Winter por las fuentes del flamenco tiene como balance positivo la apuesta en primer plano por cantaores o instrumentistas de indudable categoría musical, pero que no suelen estar en el primer plano de las clasificaciones, llamémoslas así para entendernos, oficialistas. Es el caso de la estupenda Carmen de la Jara o del enigmáticamente atractivo Sebastián Cruz. También se reconoce la calidad del impecable guitarrista holandés Tino Van der Sman. Varios de los artistas seleccionados han pasado por la Fundación educativa de la estadounidense instalada en Sevilla Cristina Heeren. En general, el recorrido tiene interés y espontaneidad, aunque carezca del pellizco y la fantasía que a estas aventuras pueden dar artistas más avezados. Pero no se trata de hacer un hit-parade de los mejores, sino mostrar la fuerza de la sencillez en un flamenco más cotidiano, el que se practica en circuitos modestos, con un sello inequívoco de  autenticidad, si dejamos a un lado el virtuosismo y nos recreamos en los sentimientos a flor de piel. Curiosamente a los españoles les suele gustar más el flamenco arrollador de las primeras figuras y a muchos extranjeros la humildad del que se desarrolla en estos lugares ambientalmente llenos de encanto. Stefan Winter se siente feliz con su viaje iniciativo por esos universos semiescondidos que desprenden una energía tan llena de vitalidad y cercanía.

Juan Ángel Vela del Campo

disco

 

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